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frecuencia. En otras palabras, por un periodo de tiempo, tienes que cambiar tu atención
a otra cosa y ni siquiera pensar en el juego. Este es el único modo, habiendo dejado de
oscilar junto con el péndulo, en que puedes salvarte del embudo de la transferencia
inducida. Una vez que la conexión ha sido completamente rota, puedes comenzar una
nueva sesión de juego.
Pero en general, jugar a juegos con los péndulos es muy peligroso y puede tener un
imprevisible desenlace, porque ni una sola persona en el planeta tiene la necesaria
decisión desapasionada. Básicamente, tú incluso no estás jugando a un juego, sino más
bien estás danzando con las sombras.
Un péndulo es una inevitable, fría y despiadada sombra, no es consciente y no tiene
intención. No tiene un alma o una mente, la interactuación con la cual de lugar a
emociones, impulsos y debilidades. Tú nunca serás capaz de sacar lo mejor de un
péndulo, igual que no eres capaz de sobrepasar tu sombra. El péndulo está
desapasionadamente observándote dando una de cal y otra de arena, sabiendo que no
hay escapatoria para ti. Es imposible conquistar esta sombra en una lucha, y no tiene
sentido jugar con ella. ¿Qué deberías hacer entonces?
Deberías abandonar el peligroso juego, o empezar el tuyo, con el fin de convertirte en
el favorito de algún péndulo ± eso es lo que tendría sentido.
Tratando de ganar a un péndulo sólo estás persiguiendo tu sombra. Todas las
aspiraciones a ganar, y las experiencias emocionales acompañantes, están sujetas a la
intención interna, que siempre ciegamente te lleva a lo que está frente a tu nariz, sin
ver nada más allá. Con el fin de terminar esta absurda persecución, deberías parar,
mirar a tu alrededor, y empezar a moverte por ti mismo. Entonces es cuando los papeles
cambiarán: tú ya no perseguirás al péndulo, y el péndulo empezará a seguirte a ti.
Quienquiera que abandone la estrechez de miras de la intención interna se convertirá
en el amo del juego ± el primer bailarín en la danza con las sombras.
Para iniciar tu juego, tienes que permitirte ser tú mismo. Tu juego es el formador de tu
propia realidad del modo que tú quieres que sea. Tú puedes hacerlo. Todo lo que
necesitas es tomar este privilegio para ti mismo. Tú eres el único para quitar o tomar
privilegios. Necesitas darte cuenta de esto.
Sin embargo, permitirte tener el liderazgo no es todo. Las estrellas nacen por si mismas,
pero los péndulos son los que las iluminan. Aunque seas el Rey Salomón o el creador de
una obra maestra absolutamente asombrosa, nadie nunca lo descubrirá a menos que un
poderoso péndulo te elija. No importa lo maravilloso de tu creación, no va a hacerse
popular simplemente por eso. En la cultura, la ciencia y el arte, trabajos prominentes se
convierten en objeto de interés de una amplia audiencia sólo si es creado un nuevo
péndulo o si es de algún beneficio para uno antiguo.
Para convertirte en una estrella en tu área de trabajo, tienes que utilizar las cualidades
de un péndulo. ¿No se te ocurrió nunca por qué trabajos que fueron enormemente
populares en su día ya no son un éxito, a pesar del hecho de que aún tienen sus rasgos
distintivos?
Hay multitud de logros culturales con magníficos rasgos que podrían satisfacer
cualquier cálculo de necesidades modernas. Pero en nuestro tiempo esos logros no son
populares porque los péndulos que brillaban antes han casi o enteramente llegado a
extinguirse. Los péndulos son los que crean la popularidad y la moda, ¿De otro modo,
por qué una gran masa de gente repentinamente se volvería entusiasta de un solo y
mismo objeto?
Examinemos el fenómenos de la moda utilizando dos grandes bandas como The Beatles
y ABBA. Ambos lograron aclamación en todo el mundo no porque ellos crearan algo
fundamentalmente nuevo y particularmente destacado. Todo lo que hicieron había sido
hecho ya antes que ellos. Por el contrario, otros, mucho menos famosos fueron los
primeros en iniciar el rock y la música disco. ¿Entonces cómo explicas el éxito
fenomenal de esas dos bandas?
El inicio de la carrera de The Beatles fue un proceso de muchas pruebas y fallo
continuo. Al principio, el cuarteto era una banda más bien ordinaria, sólo una de tantas
en el momento. Ellos ni siquiera sabían tocar bien. Su profesionalidad nunca alcanzó
niveles más altos que el de tocar en tu pub local, donde ellos de hecho tocaban. Cierto,
The Beatles tenían mucho talento, pero eso no es suficiente en el negocio del
espectáculo. Los péndulos viejos están siempre intentando con todas sus fuerzas hacer
llegar a los recién llegados tan lejos como sea posible.
En 1962 la banda ya tenía establecido un estilo personal había producido canciones que
pronto sacudirían todo el mundo. Pero eso sucedería después; mientras tanto la gente
no prestaba ninguna atención a The Beatles - aunque ellos tenían un puñado de fieles
fans. Ese año, el cuarteto asediaba los umbrales de las compañías discográficas, y
seguían siendo rechazados. Parecía que una banda como esa no tendría la suerte de
subir del nivel de club.
Hunter Davies, en la autorizada biografía de los Beatles, escribe:
Y sin embargo nosotros continuábamos creyendo que lo haríamos y nos
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